Todas las personas tenemos inscrito, como de fábrica, un “código” que nos hace ser tan humanos y tan parecidos.
Este código, que llamamos naturaleza humana, nos revela las grandes preguntas existenciales de: ¿quién soy? y ¿cuál es el sentido de mi vida?
Y, en definitiva, si hay algo que todos compartimos es que queremos ser felices
Pero, ¿dónde encontramos la felicidad?
¿En la comodidad, en el dinero, en los placeres, en la salud, en el bienestar?
La respuesta más verdadera y profunda es: en el AMOR
La vocación de nuestra vida es el Amor. Es decir, vivir para Amar y ser Amados
Pero, ¿cómo es ese Amor?
Porque el Amor no es un simple sentimiento que viene y que va, tampoco es cursilería o fantasía.
El amor es una decisión que tomamos en cada instante de nuestra vida para entregarnos sin condiciones a la búsqueda del bien del otro. Y aunque no siempre lo logremos, la lucha es lo que nunca nos debe faltar.
Decía San Juan Pablo II
“El amor no es cosa que se aprenda y, sin embargo, ¡no hay nada que sea más necesario enseñar!…”
En la búsqueda del conocimiento de nuestra verdad humana y en la lucha por alcanzar la felicidad, vamos educando al corazón para que en cada próximo instante decidamos amar mejor que en el anterior.
Te invito a que te preguntes, ¿cuales han sido los momentos más felices de mi vida?
Estoy segura que te vienen a la memoria momentos en los que te sentiste amado o amada. Todos atesoramos esos momentos en los que hemos podido compartir con nuestros amigos, parejas, familiares para darles nuestro amor y recibir de ellos el regalo de su compañía, sus risas, abrazos y amor incondicional.
El Amor es lo único que nos hace verdaderamente felices.
Por eso, siempre busca dar y recibir un Amor sin orillas
¿Cómo? ¡yo te ayudo!